[ad_1]
Es el que te contesta,
el que te reta,
el que te “prende”,
el que hace que leas todos los libros de ayuda, por el que tomas sesiones de terapia, por el que escuchas podcasts, videos, audios, buscas consejos por todos lados.
Es el reflejo vivo de nuestra personalidad, es el que proyecta aquello que aún no hemos visto en nosotros mismos, es el que nos recuerda, nos enseña y resalta lo que somos.
Este fruto y felicidad que nos regala dios necesita más amor y
más atención de la que te imaginas, es el que necesita más control aunque te ruegue con su actitud que prefiere estar solo, es el que necesita a mamá y a papa presente dispuestos dar la vida.
Así es que aunque a veces sientas que no puedes con él, recuerda que un día estuviste en eso zapatos chiquititos; abrázalo fuerte y dile “té amo como eres”, verás que no se moverá. Esto lo harás involuntariamente porque ese fue el mismo abrazo que te dieron tus padres.
Aunque quieras gritarle que por ahí no, que ese no es el camino correcto, para; y mejor toma su mano, enséñale que no tiene que hacerlo de esa forma, dile siempre:
“aquí estoy”, “aquí sigo”,
“te escucho”, “dime que necesitas”,
“habla conmigo”, “confía en mi”
Y aunque no sepas cómo, da por hecho que todo saldrá bien, porque lo único que tú hijo necesita es tu presencia, tu atención, tu tiempo y tu mirada.
Ese es nuestro hijo, la fortuna mas grande de nuestra existencia , es nuestra felicidad y alegría por la cual sacrificamos todos para darle una mejor vida ,es el menos fuerte y el que te necesita más, es el que no sabe por dónde, es el que te escogió como mamá o papá porque sabía desde antes de nacer, que tú podrías guiar sus pasos por siempre.
[ad_2]
Source link
